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Todo el año es carnaval… o algo así.

No malinterpreten el título, por favor. No quiere decir que estemos técnicamente de fiesta todos los días. Simplemente me refiero a que siempre hay una excusa para estar contento y consumir.




Pisamos suelo estadounidense a principios de agosto, y quedamos encantados con algunos detalles de esta cultura:
(1) en todo restaurant el agua es gratis y las gaseosas son canilla libre.
(2) Comprar un auto consiste en elegirlo y no figurar en el “VERAZ” –es decir, “tener historial de crédito / credit history”- o, en su defecto, tener el efectivo… que es mucho menos que el necesario en Argentina para igual o mejor adquisición… (Me recuerda a la regla matemática “+ x - +”)
(3) podés dejar tu computadora enchufada en un lugar público e ir al baño tranquilo y, cuando volvés, nadie te tocó nada, ni la mochila que dejaste al pie de tu silla, ni la campera con la billetera, ni el celular, que se cargaba en otro enchufe cercano.




Estos tres puntos son los top de otros tantos que, para nosotros, constituyen una de las maneras de “vivir de fiesta”. Sin embargo, desde que llegamos no dejamos de encontrar excusas para festejar. Primero, estaban por empezar las clases: ideal para poner de oferta todo, hasta los clips con forma de guitarra. Cabe destacar que una vez iniciado el ciclo lectivo, los precios bajan más y más. Pronto las góndolas se plagaron de negro y naranja con tenebrosas calabazas y esqueletos. La tele iba mostrando las mejores ideas para invitar a tus amigos al temático party de Halloween! Los jardines de las casas empezaban a dar miedo. Bajaron más y más las golosinas en el supermercado y el 31 de octubre, los niños y grandes andaban disfrazados a toda hora.

¡Atención! A fines de noviembre llega el Día de Gracias, así que hay que reservar los pasajes para reunirse con la familia, acatar las nuevas normas de seguridad del aeropuerto, llegar varias horas antes para no perder el vuelo, abrigarse bien porque empieza el frío, frío. Comprar en termómetro para insertarle al pavo horneado en casa, despertarse a la madrugada para aprovechar las ofertas de Black Friday y volver con envión para completar lo poquito que queda del año.


En realidad, desde antes de que llegue Halloween, ya se empiezan a ver las luces navideñas. La FM de villancicos aún es novedad y la letra de Frosty, el muñeco de nieve, se te pega para toda la velada. Algunos fantasmas todavía no volvieron al cajón naranja y negro del estante del garaje, pero la mayoría de los jardines ya tienen renos y papá noeles inflables, que salieron de las cajas verdes y rojas para lucirse una vez más. Bastones a rayas bordean los caminos y los pinitos iluminados dan vida a las oscuras tardes de otoño. Las casas contorneadas con luces bailarinas y los parlantes a todo volumen para que todos admiren la obra y la coordinación. Las calles principales se adornan de estrellas fugaces y copos de nieve macroscópicos. Guirnaldas, bolas y moños por doquier. Plateados y dorados reflejan mejor en la nieve la calidez de la llegada del Niño Dios. Coros, misas, obras de caridad y sugerencias de generosas propinas o alguna atención para quienes todo el año te ayudaron a vivir mejor. Se respiran aires de bondad, se duplican las sonrisas y los buenos deseos.















No me enteré de ningún robo planificado para la hora de los festejos y nunca faltó ni un adornito, ni un parlante de los exhibidos. Noche de Paz y de Amor. Son súper consumidores y súper felices.

Me pregunté durante un tiempo de qué color se teñirían los negocios pasado el año nuevo. Me iluminé solita antes de descubrir los rosados de San Valentín… claro, estábamos a principios de enero… a pocas semanas. Las propagandas de joyerías y chocolates se intensificaron y los restaurantes estaban todos reservados para las 6 de la tarde del 14 de febrero. Me contaron que ese día todos los chicos desfilaban por las calles con ramos de rosas. A mí me tocó un paquete de pastillas con formas de corazón. ¡¿Cuándo más se pueden comer estas pastillas?!

Hoy ya estamos a 22 de febrero. He pasado un cumpleaños internacional muy divertido y estamos a pacitos del “Spring Break” – ¿día en que todos rompemos resortes? ¡No! Son las vacaciones antes de las vacaciones.


Pareciera que el futuro nos depara conejos de pascua, seguidos de un 4 de julio con fuegos artificiales y el festejo de que prontito después comienzan las clases y después viene Halloween y Thanksgiving y Navidad y así sucesivamente. ¡¡¡¡Son muy organizados!!!!